Os voy a decir porque no estoy a favor de un Refugio cedido por un Ayuntamiento. Hay sólo una razón pero esa razón es de por sí tan importante que no hace falta ninguna más. Lo he visto en los Refugios que he visitado. Siempre el mismo cuadro. Siempre la misma palabra. Masificación.Y unida a ella un montón de calificativos: prisión, tristeza, impotencia, desesperanza ... No hay posibilidad alguna de que no suceda esto, ¿sabeis por qué? Porque los ayuntamientos tienen muy claro una cosa: limpiar las calles de perros. No hay otra forma de trabajar con ellos. Cuando se llega a un acuerdo con ellos esa es siempre la condición base. Desde ese mismo momento hemos hipotecado nuestras convicciones, nuestra moral, nuestras ideas. Y los Refugios ya no son Refugios se convierten en zoos, y muchas veces en algo peor. Y poco a poco ya no hay alternativas y el sacrificio se ve como la única salida válida para arreglar de algún modo aquella situación.
Yo no voy a hacerle el trabajo sucio a los putos ayuntamientos. A lo largo de estos meses, a medida que he visto la situación de los Refugios que gestionan Asociaciones Protectoras pero con instalaciones cedidas por ayuntamientos, mi postura se ha ido haciendo más y más radical. No pienso contribuir a ese modelo. Pienso que sólo hay una solución a esto: hacer nuestro trabajo como creemos que debe realizarse, sin vender nunca nuestras convicciones, por muy tentadora que pueda parecer una determinada oferta. Se que hacer un Refugio será una dura tarea, tan dura que si me pongo a pensarlo me resulta desmoralizador empezar. Pero es la única salida. Tardaremos años en conseguirlo. Lo sé. Pero lo conseguiremos y mientras tanto salvaremos un perro de vez en cuando. La filosofía debe ser esa: salvar los animales que podamos, evitando, además, su sufrimiento; y no os quepa la menor duda que los perros sufren en la mayoría de los refugios. Creo que la solución está en hacer Refugios pequeños, que sean perfectamente asumibles y gestionables por los que los vamos a atender, de manera que los perros puedan salir y relacionarse con nosotros, no tenerlos encerrados y limitarnos a darles de comer. No me vale eso de que esa solución es temporal. No. Todos sabemos que para muchos de ellos no será temporal, el Refugio será su hogar (aunque quizás debiéramos decir su prisión) hasta que se mueran. Y por mucho que nos duela no podemos seguir incrementando su número una vez que se llega a su máxima capacidad. Debemos ser conscientes de que sólo podremos salvar a unos pocos, que no podemos salvarlos a todos. Es así de triste. Pero sólo haciéndose consciente de este hecho podremos realizar una tarea ética y moralmente comprometida.
Antes de tomar una decisión con un perro (como con cualquier otro animal) debemos preguntarnos si a nosotros nos gustaría que nos lo hiciesen si estuviésemos en su lugar. Esa es la pregunta que debemos hacernos y si nos respondemos con sinceridad, ya no necesitaremos nada más para actuar de una forma correcta.

No hay comentarios:
Publicar un comentario